Un concurso de novela de Norma Píngaro y Juan Carlos Nahabedian

 

Portada de la obra.

 

Un concurso de novela de Norma Píngaro y Juan Carlos Nahabedian

 

 

por Alba Murúa

 

 

Estamos ante una novela que se lee de un tirón, que atrapa y deleita.

Con prólogo de Alba Yaber y en plena pandemia 2020, nos la presentan sus autores.

Con los más conocidos recursos del género pero sin embargo, fresca y actual. Guiños y homenajes a Cristhie, Poe, Denevi, entre los que pudimos reconocer. 

 

Acertados intertextos, más la relación entre la lectura y los lectores, entre estos y los escritores. La formación en psicología de la  autora aporta hondura y verosimilitud a los personajes, sin que ello resulte  pesado ni indescifrable. 

La presentación clásica de los protagonistas no le quita méritos, cada uno es un punto perfectamente anclado, una delicia. Los raccontos son justos y precisos y otorgan hondura a la caracterización. 

El argumento nos presenta una editorial y sus recursos de marketing. Un concurso turbio por donde se lo mire. La curiosa selección – y personalidad- de los jurados. Y misterios varios, entre los que destacan un asesino serial de antología. 

Aunque la obra nos ofrece varios elementos del policial clásico con pinceladas del negro, también está repleta de ironía y, por momentos, de humor delirante e hiperbólico que nos recuerdan a Aira. No falta un cierto burlarse de uno mismo, muy acertado. Nos hemos reído en grande en varios pasajes y  eso en estos tiempos se agradece muchísimo.

Dos autores y un libro para no perderse. 

 

«… En la biblioteca poseía más de cinco mil libros, la mayoría en su idioma original. No eran meros adornos, los había leído todos, algunos más de una vez. Sin embargo, su lugar preferido era el taller de imprenta donde restauraba viejos ejemplares.
Ahí el tiempo transcurría sin angustia, trabajaba relajado
en perfecta comunión con los elementos que utilizaba, era diestro en el manejo de los diferentes artefactos. Distinta era la ansiedad que lo dominaba en el escritorio de la biblioteca cuando tecleaba alguna historia en la vieja Rémington. Ahí el tiempo era su enemigo y la urgencia por terminar un texto lo alteraba al punto de perder la calma y pedirle perdón a los fantasmas que lo asolaban. Nunca tuvo éxito como escritor,
él atribuía el fracaso a la cantidad creciente de gente que no leía, la mayoría impulsada por una tecnología absorbente. Mis perversos enemigos, solía pensar al referirse a ellos. «

Un concurso de novela (fragmento).

 

Los autores:

Norma Píngaro

 

Norma Píngaro

Nací en Buenos aires, me recibí de psicóloga en la UBA, hice un posgrado en psicoanálisis en el Htal Posadas. Soy especialista en Psicología clínica de adultos con orientación psicoanalítica, docente de posgrado y doy cursos virtuales para colegas.

Siempre me gustó leer. Me recuerdo en el patio de mi casa leyendo El cura de mi aldea, de Fernández Perez, María, de Jorge Isaac y tantas otras novelas.

Tenía nueve años y había fallecido mi abuela, mi segunda madre. La lectura me permitió refugiarme en un mundo imaginario que me quitaba el dolor. A los quince ya había leído a Rayuela, Papillón, a Sartre. Una lectura desordenada y poco metódica, hecha de oleadas de entusiasmo.

Publiqué varios libros, algunos de literatura, poesías, cuentos, algunas antologías, otros de psicoanálisis. Suelo escribir artículos también. Esta es mi primera novela.

Coordiné varios talleres literarios y fui correctora de varias publicaciones.

Mis autores favoritos son: Hebe Huart, Claudia Piñeiro, Gioconda Belli, Hakura Murakami, Liliana Heker y Julio Cortázar, entre otros.

Últimamente me interesa la temática feminista así como los ensayos filosóficos sobre la actualidad.

Contacto: normapingaro@hotmail.com.ar

Facebook: Norma Píngaro
Instagram: @normapingaro

 

Juan Carlos Nahabedian

 

Juan Carlos Nahabedian

 

Nací en Buenos Aires el 3 de marzo de 1947. 

Viví veintiocho años en Remedio de Escalada.

Cursé estudios universitarios en la UBA y me recibí de Ingeniero Electrónico.

Residí en Chubut (Comodoro Rivadavia), Tierra del Fuego (Rio Grande), Neuquén (Cutral Có), Santa Cruz (Cañadón Seco), Mendoza (Malargüe) y siete años en El Tigre, estado de Anzoátegui en el llano venezolano, contratado por una empresa americana.

Cuatro hijos y dos nietos a los que adoro.

Comencé a escribir cuando hice el servicio militar en Zapala a los veinte años, cuando el único contacto con los afectos eran las cartas. Al principio crónicas de mis actividades, luego se transformaron en algo más, cuentos, poesías y en cualquier cosa que subiera a mi cabeza.

Antes sólo era un muy buen lector, un devorador de libros, del tipo de no dormir hasta llegar al punto final. Creo que el récord por cantidad de hojas lo tengo con Dune de Frank Herbert.

Desde que tengo memoria leo. Una de mis tías cuenta que cuando era pequeño, tres o cuatro años, recitaba los textos de los carteles de propaganda que se cruzaban en mi camino. Yo creo que reconocía las imágenes y nombraba el producto.

Considero que para escribir primero hay que leer. Mis autores favoritos, Tolkien, Pessoa, Borges, Donoso, Hughes, Le Guin, Lovecraft, Márquez; variado. Aunque el libro que me hubiese gustado escribir es Flores para Algernón de Daniel Keyes.

Como autor publiqué antologías compartidas con otros autores. En soledad Antes que toque el suelo (2017)

Con Norma comparto, como autor, dos libros, uno de cuentos A la sombra de un Dios ausente y Un concurso de novela. Una vez gané un primer premio en un concurso de relatos exotéricos, con el cuento, El hombre sin nombre, creo que en 1997. La anécdota es que yo no lo mandé, lo hizo un amigo, casi un maestro, compañero del taller literario porque no lo entendió. Yo me enteré del concurso el día que anunciaron al ganador.

Como diría un famoso personaje animado: Esto es todo gente… Por ahora, agrego yo. 

Página: nahabedian.wordpress.com

Contacto: concursodenovela@gmail.com

 

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