CUENTOS PARA FUTURO NINGUNO
Traducción de Ernani Ssó
Introducción
Adriane Garcia & Sérgio Fantini
Es de conocimiento mundial que Brasil acaba de elegir un candidato de extrema derecha. La campaña electoral de este 2018 fue el auge de un estado de ánimo que comenzó con las Jornadas de Junio de 2013, empezadas por una reivindicación local (reducción del costo del boleto del autobús en la ciudad de São Paulo) que ganó proporciones nacionales y otros sesgos a causa de la manipulación de los medios. En aquel entonces, empezaba a quedar más evidente para los buenos observadores que la sociedad, a grosso modo, se venía convirtiendo de una manera aterradora. La ignorancia demostrada con respecto a la historia, política, cultura y todas las demandas humanistas, pasó a ser ostentada como una bandera; el culto a elementos hace mucho dados como perjudiciales a la sociabilidad, como la homofobia, el racismo, la xenofobia, el machismo y la misoginia volvió a regular las actitudes de las personas: amigos, familiares y colegas de trabajo empezaron a hostilizar en su rutina. Todas las instituciones develaron en sus entrañas cuadros corruptos y con gran disposición a no respetar las leyes para obtener ventajas lo más espurias posibles. En fin, el Estado brasileño asumió una postura antidemocrática y partidaria como jamás se había visto.
Los artistas no fueron insensibles a este movimiento. Muchos se posicionaron claramente y pusieron su arte y sus cuerpos a disposición de la vida, y así aquí estamos resumiendo vida en sociedad fraterna en una situación política democrática y justa.
En setiembre, con la eminencia de la elección de Jair Bolsonaro, dada por las encuestas, la poeta Adriane Garcia creó el proyecto “Mini cuentos para futuro ninguno”: ella misma dio la arrancada y abrió la posibilidad a que sus amigos, por las redes sociales, contribuyeran. El tema debería ser, sin duda, cómo será la vida en un Brasil bajo la presidencia de un gobierno excluyente, militarista, armamentista y prejuicioso. Aquí están catorce autores y sus catorce previsiones para un futuro terrible.
ÁDLEI DUARTE DE CARVALHO (Belo Horizonte/MG)
Otra vez la bola fue parar en el maizal de Jeremías. Eso siempre pasaba en los fines de semana, cuando los pibes bajaban para jugar en el descampado. Dos o tres siempre cruzaban la cerca, a escondidas, para rescatar el juguete. Siempre borracho y cabreado, Jeremías corría atrás, descoyuntado, hasta tropezarse en las piernas y tumbarse en el suelo. Los pibes siempre reían, hacían burlas, después desaparecían.
Pero esta vez, sin embargo, Jeremías había logrado adquirir una arma de fuego, porque, en los registros en la repartición, siempre había sido un “ciudadano de bien”.
Jamás el pueblo había visto un funeral tan pequeñito y triste.
ADRIANE GARCIA (Belo Horizonte/MG)
Douglas y Sheila se despidieron de Lucas. Tarde para llorar. Brasil no se convertía en Venezuela. Se convertía en Filipinas. El nuevo presidente había hecho un saludo militar a la bandera de Estados Unidos y no lo hizo por nada. Buenas relaciones, a pesar de la oposición interna y del asco de la comunidad internacional. En octubre mismo, ya llegaban los primeros tanques. La orden era: Brasil invadir a Venezuela y deponer a Maduro. Las parejas que apoyaron el nuevo gobierno probaban el dolor inédito de enviar un hijo a la guerra.
ALEXANDRE BRANDÃO (Passos/MG)
Estaba feliz con el resultado de las elecciones, la corrupción había sido barrida de la historia. Motivo para sacar la cerveza de la nevera y, aunque solo, hacer un brindis.
Se instalaba en el diván, cuando el timbre sonó. La correspondencia vino estampillada, con sello de goma y firmas. El mensaje era claro: “El Estado, agradecido por el voto, proclama al excelentísimo señor Fulano de Sicrano, hombre de bien, que dé fin al negro abajo identificado”.
ALOÍSIO SÁ (Belo Horizonte/MG)
El profesor entra en la sala y a continuación pide a los alumnos abrir el libro en la página 13. Una foto del general 4 estrellas ilustra un texto acerca de la dictadura en el país. Antes de que él pudiera empezar la clase, Serafim pone sobre el pupitre el revólver 38, abre el libro en la página indicada y la arranca. Los compañeros lo siguen. El profesor hace ademán de criticar el gesto, se oye el estampido. El profesor fue apuntado en la cabeza, trozos de su cerebro pegaron en la pizarra, ahora coloreada de rojo. La campanilla toca, los alumnos son dispensados. El contenido de aquél día estaría disponible en internet antes de que la tarde llegase.
CARLANDREIA RIBEIRO (Belo Horizonte/MG)
Las tiendas ya ofrecen los anacrónicos adornos de Navidad. Las familias de bien ya empezaron los preparativos para la llegada del Dios-niño. Ese año será especial, Papá Noel vendrá en su trineo tirado por millares de bolsorrenos. Surgirá en los cielos de Brasil como la bestia del Apocalipsis, los tropeles podrán ser oídos a kilómetros de distancia. Los niñitos estarán ansiosos y correrán por las calles, eufóricos, gritando: ¡Papá Noel, Papá Noel, dame un caramelo, manda caramelo para nosotros, Papá Noel!
Atendiendo al clamor infantil, allá del alto él enviará sus caramelos. Caramelos, eso sí, calibre 22, 38, 40, 38… Pero, ¡alégrense, el Niño-dios está a punto de llegar! Pesebre listo, en el comedero sonríe inmóvil un niño Jesús emblanquecido, cercado por sus padres, también inmóviles y emblanquecidos, y algunos animalitos inertes. Las cenas en fin estarán en las mesas, arroz al horno, pavo, farofa y mayonesa, todo con mucha uva pasa (en las periferias); caviar, trufas, hojas de oro, bife Wangyu, sandía japonesa (en la zona sur).
Cuando suenen las doce campanadas, todos irán a brindar efusivos. Desde el delicado tintinear de las copas de cristal en los condominios y mansiones hasta el estridente roce de las copas de requesón de las afueras.
Unos días más y llegará el día del Año Nuevo. Farora, pernil, chester, champagne, vino Sangue de Boi, más champagne, caviar y trufas… El reloj bate media noche. Otra vez el tintinear de las copas de cristal, el estridente roce de las copas de requesón, saltar siete olas en el mar, todos vistiendo el blanco de la paz… ¿el blanco de la paz? Alguien ya lo dijo que la paz es blanca. Para Pessoa es una paloma estúpida.
1o de enero de 2019, año de la gracia del Nuestro Señor Jesús Cristo, el Niño-dios ahora ya se hace hombre adulto; aunque siga emblanquecido, ya tiene edad suficiente para ser crucificado (¿por qué diablos insisten tanto en aquella piel blanca y en aquellos ojos azules?). Pero acá, en el Planalto Central, en el corazón de Brasil, el Mesías es otro. Anunciado por los grupos de WhatsApp y glorificado por las fakenews, finalmente subirá la rampa del palacio. Mientras Brasil se desliza cuesta abajo, la parte blanca de Brasil permanecerá en sus condominios y mansiones. El resto, el pueblo mismo, empezará un calvario y muchos morirán en el Pelourinho de Pampulha*, elección bien hecha para amenizar el ambiente, cuando exhale el hedor de los cuerpos. ¡Ah, el dulce perfume de las Pampulhas!
Pero, alégrense, ¡hoy es el día de la Confraternización Mundial! Y como somos globalizados, Trump ya tiene aquí sus representantes trabajando en pro de su bienestar.
¡Feliz Año Viejo! ¡Bienvenido a 1964!
* La expresión fue acuñada por Gil Vicente, en A barca do inferno. Quién la dice es el personaje Parvo, que figura el pueblo. Pampulha es también un lago y un barrio de Belo Horizonte.
CARLOS ANTONHOLI (Araras/SP)
2021: una isla, 150 kilómetros al sur de una Barra da Tijuca aniquilada por algunos electores arrepentidos y una fuerte oposición al presidente de la república, todos juntos para estrujar el pus, es decir, los culpables, gran parte ahora refugiada por miedo, vergüenza por la situación en sí misma, aislados (hasta dios sabe cuándo) en aquel aglomerado de los nuevos miserables. Aquello que era efectivamente una élite en su burbuja adinerada, ahora está literalmente aislada en un aterramiento sanitario con obras de Romero Britto.
DANIEL LAKS (Rio de Janeiro/RJ)
João decía que tortura era morir en la hilera del hospital. En verdad, jamás había enfrentado hilera de hospital público. Él y toda su familia tenían plan de salud privado. Era un discurso de revuelta, pero eso fue antes. João ahora tenía vergüenza de decir que lo había apoyado, que votó por él, que hizo campaña para él. Hoy, João se siente engañado, desearía un país mejor, ignoró los avisos y se dejó llevar. La primera cosa que lo hizo sentirse traicionado fue el aumento del precio de los planes de salud. Aumentaron un poco antes de que perdiera el empleo. Con todo más caro y además desempleado, no tenía más posibilidades de pagar el plan de salud del padre jubilado. Cancelaron el plan del padre poco antes de descubrirse su cáncer. En su rebelión, João empezó a participar de grupos de protesta contra el gobierno. Él no lo sabe, pero en este justo momento, en cuanto toma el desayuno, dos investigadores de la policía política están en camino a su casa. Hoy João aprenderá en su carne la diferencia entre tortura e hilera de hospital.
NATHALIE LOURENÇO (São Paulo/SP)
La uña parecía más grande en las tenazas que cuando aún era parte del dedo. La cabeza de Chicho pensaba esa especie de cosa inútil cuando el dolor menguaba por un momento. Era la última uña del pie y él aún resistía bravamente. No tenía dicho nada para el hombre de capucha, que elegía ahora un nuevo instrumento como quien elige un lápiz de color.
– ¿Quién es usted?
Era un mango con presillas de metal dentadas, los dientitos para morderle con fuerza los pezones. Y entonces vino la corriente eléctrica. Una vez y otra vez, la piel sufriendo la quemadura de mil cigarrillos. El torturador dio uno o dos choques más y volvió a la mesa de instrumentos.
– ¿Qué está planeando?
Era un frasquito de ácido con cuentagotas, y el dolor de la primera gota, en el muslo, parecía casi suave después de todo, pero empezó a arder y esparcirse, incontrolable. En la tercera gota la piel parecía burbujear, disolver. Por primera vez quiso confesar. Confesar… ¿qué? Se dio cuenta de que hasta ahora solamente él había hecho preguntas. Otra gota cayó, y Chicho volvió a gritar.
– ¡Dígame usted qué quiere saber! ¡Yo hablo! Yo hablo…
– No hace falta, quédese tranquilo, ya estamos acabando.
– Entonces ¿por qué? ¿Todo esto no es para arrancarme la verdad?
– ¿Esto? Es solo tradición. Yo no necesito arrancar nada de usted; no necesito que usted me diga la verdad. La verdad es lo que yo digo que es.
RENATA PY (São Paulo/SP)
¿Y los sueños? Los sueños uno no los controla, decía don Zé. Era un hombre que siempre fantaseó esperanza. Pero hoy no, despertó mohíno, no quiso ni comer. Apenas dijo que no deseaba vivir tanto para ver tamaña locura en ese viejo mundo de Dios Padre. Miró hacia lo lejos de la ventana, quedó por un buen tiempo sin decir una sola palabra. Comentaron hasta falta de lucidez. El pobre estaba descorazonado. Cosas así ocurren, él desenterró recuerdos que no le gustaban. También tenía conciencia de que no viviría para ver acabar ninguna calamidad. ¿Sobre los sueños? Robaron, exclamó cansado.
RICARDO CELESTINO (São Paulo/SP)
Del Congreso, solo un nombre. Del Senado, un recuerdo. El STF (Supremo Tribunal Superior), un contexto. Está todo más fácil y accesible en la surfaceciberspacial de una red inversiva de criptografados. La vida integra burbujas meta(in)flexibles de reacción. (Trans)penetración en un tránsito intransitivo de galerías y galerías de información. ¡Conmoción! La biopracticidad de metadados de la próxima diversidad. El paraíso en foco. Conmoción. Balada del loco. Conmoción. Mirar ronco de un pueblo necio, integrado en pozos (trans)continentales. La manta de las vanidades. El retorno de todos los choques y la (sub)misión opresiva del verde y amarillo.
SÉRGIO FANTINI (Belo Horizonte/MG)
Solamente cuando el milésimo ciudadano bien arrepentido fue inmolado en plaza pública por el Ministerio de la Eugenia, las personas empezaron a borrar las svásticas que habían pintado en sus casas. La única que permanece es aquella hecha a navaja en el cuerpo de la chica gaucha.*
* *Gaúcho/a o gaucho/a es el gentilicio usado para designar a los habitantes del estado de Río Grande del Sur, ubicado en el extremo sur del Brasil.
SILVANA GUIMARÃES (Belo Horizonte/MG)
Segundo turno, casa llena, la fila enorme en la sección electoral. Le costó a él esperar su hora. Vestía calza caqui y camisa amarillo oro, la bandera de Brasil sobre los hombros. Llegado su turno, entró con paso militar en la sala. Antes de votar, hizo un saludo marcial a la urna, se mandó un “por la moral y las buenas costumbres” muy alto y salió mirando por encima de las personas. Una semana después, su foto apareció en el periódico. Pederasta, sorprendido en flagrante, cuando obligaba el pibe a lamer sus cojones, en la plaza, detrás de la iglesia. Antes de entrar en la cárcel, oyó del policial:
– ¡A paso ordinario, marche!
SILVANA MENEZES (Belo Horizonte/MG)
Padre y madre aprobaban el nuevo gobierno. El hijo ahora mantenía distancia de la escuela, de las drogas, de los tarados, de las putas, de la vida allá afuera. Ellos se podían quedar 24 horas pegados al chico, que mantenían aseado. La única literatura en la casa era la Biblia Sagrada. El pibe no se quejaba, aunque considerase las historietas de Jesús un tanto repetitivas. En los domingos tocaban órgano eléctrico y cantaban música góspel sertaneja. Todo parecía muy bien para la familia alejada de los pecados, protegida por dios y por la Taurus. Hasta que un día el pibe sacó el arma del padre del armario y se pegó un tiro en la cabeza. Junto a él, boyando en sangre, se encontró un papel escrito: “A mí me gustan los chicos”.
SÔNIA NABARRETE (São Caetano do Sul/SP)
Mientras apoyaba la tortura, se olvidó de que su hija no se conformaba con el derrocamiento de la democracia. Ahora no tiene ni un cuerpo para sepultar. De la chica sobró apenas una foto en el celular. Tan linda.
Adriana Garcia, nacida en Belo Horizonte/MG, Brasil, en 1973. Historiadora, funcionaria pública, arte-educadora, actriz. Escribe poesía, libros infanto-juveniles, crónica, cuento y dramaturgia. Ganó el Premio Nacional de Literatura de Paraná 2013, Helena Kolody, con el libro de poesía Fábulas para adulto perder o sono. Publicó, además de esto, O nome do mundo (Armazém da Cultura, 2014), Só, com peixes (Confraria do Vento, 2015) y Garrafas ao mar (Penalux, 2018).
Sérgio Fantini, poeta, cuentista y novelista brasileño, voz de una literatura de resistencia y de independencia de las reglas del mercado. Publicó en revistas y antologías como Contos cruéis, Cenas da favela, Rock book, 29 de abril – El verso de la violencia e 90-00 – Cuentos brasileños contemporáneos y Lula livre Lula livro, entre otras; se estrenó en 1979. Mantiene una mirada aguda sobre las relaciones humanas; teje consideraciones acerca de aspectos subversivos de las relaciones sociales, admitiendo ciertas intimidades con el Existencialismo y el Socialismo. Además de Lambe-lambe, publicó los libros Diz Xis, Cada um cada um, Materiaes, Coleta seletiva, A ponto de explodir, Camping pop, Silas, A baleia Conceição, Novella y O município de Tormenta.