BENTEVEO
Amarilleas
sobre los brotes
en que la helada
se hundiría.
Clímax verde,
en el hueco
del tiempo
vibra tu fragilidad.
Panes y peces
o quizás
camalotes.
Legado de tu nombre
que compone sonrisas:
Ben-te-ve-o
Siesta
-a lo lejos
bocinas de camión-
aquí, siesta.
Sólo el río
nos falta
a la orilla del ala
que se extiende
y se pliega
amarilleando.
De: Alba Murúa en (Alto Guiso, poesía matancera contemporánea. Buenos Aires: Leviatán, 2016).
Lejos del Paraíso
con su brújula de duda y extravío,
sólo el camino de las sonatas,
la luna que en el claro y
el frágil cuerpo de Lavandera
que domina el mundo
desde la avenida en sombras.
En las ventanas que se iluminan
me asomo gimiendo.
Junto a vos, el Purgatorio
encarna.
Titilan gritos.
La roja serpiente del deseo
sube por la fachada del Barolo.
De: Alba Murúa. Lejos del Paraíso. G.de Laferrere: Piedra al Cielo, 2015.
“…Todas las hojas son del viento,
ya que él las mueve hasta en la muerte…”
L.A.Spinetta
Y pusiste aquel disco de vinilo: “Artaud”
me lo explicaste
mientras tus dedos me acariciaban
como a la piel rosada del durazno
O aquella otra noche
te acordás
cuando “San Cristóforo”
y nos reíamos
y más piel
y tantos besos
y tanta poesía
Ahora estás llorando
lejos
y esta tristeza que sobrevuela
Buenos Aires
te trae a mí:
lo despedimos juntos
y más
ausencia.
De: Alba Murúa. Lejos del Paraíso. G.de Laferrere: Piedra al Cielo, 2015.
A riesgo de ser devorada
por rojas hormigas
me hundí
en el tronco abandonado
buscando
lo perdido.
De: Alba Murúa. Lo que persiste.
Ya no viertes tus manos:
Hay una brisa de grillos húmedos
y agarraderas tejidas al crochet
Ajetreos de la noche en que
robas cítricos
que escondemos en los rincones
(cierta vez encontramos
tres cáscaras de redondas naranjas
prolijamente espiraladas
y tres cuchillos
que alteraron mi sueño)
Aquí
hierve aún el agua
pero tus ollas ya no te conocen
Hubo un tiempo en que guisabas
para él
con amor implacable.
De: Alba Murúa. Lo que persiste.